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Vigilia del Año Nuevo: Año de las Promesas

El pasado 31 de diciembre, a las 10pm (hora pacifico), se llevó a cabo la gran Vigilia del Año Nuevo. Miles de personas del estado de California se dieron cita en el Templo de la Universal ubicada en la calle Broadway, en el centro de Los Ángeles.

El pasado 31 de diciembre, a las 10pm (hora pacifico), se llevó a cabo la gran Vigilia del Año Nuevo. Miles de personas del estado de California se dieron cita en el Templo de la Universal ubicada en la calle Broadway, en el centro de Los Ángeles.

El pasado 31 de diciembre, a las 10pm (hora pacifico), se llevó a cabo la gran Vigilia del Año Nuevo. Miles de personas del estado de California se dieron cita en el Templo de la Universal ubicada en la calle Broadway, en el centro de Los Ángeles. Los presentes fueron para presentarles los últimos minutos del año 2021 a Dios e ingresar el año 2022 en la presencia de Dios, recibiendo el Espíritu Santo, como ha sido determinado en los días previos de esta vigilia. En esta oportunidad, el obispo Clodomir Santos, responsable del trabajo evangelístico en los Estados Unidos, mencionó sobre dos puntos importantes para que el año del 2022 sea un año diferenciado, bendecido y, principalmente, usted lleno del Espíritu Santo.

¿Cuál es la condición presentada por el Espíritu Santo?

Para que la persona pueda recibir el Espíritu Santo, las Sagradas Escrituras menciona lo siguiente:

Al oír esto, compungidos de corazón, dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: Hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo (Hechos 2:37-38).

Recibir el don del Espíritu Santo, basado a lo que está escrito en el versículo bíblico significa ser bautizado en el Espíritu Santo. Pero, para poder recibirlo tenemos que seguir las condiciones que han sido establecidas en las Sagradas Escrituras. La primera condición requerida es el arrepentimiento, donde la persona reconoce que es un pecador, que ha vivido en el pecado y que necesita abandonar y renunciar a estos pecados.

Normalmente los pecados, sean cual sean, son encabezados por el principal pecado que es el pecado de la incredulidad. Normalmente, cuando una persona vive en el pecado, es porque no cree en lo que está escrito a respecto a la salvación o a la perdición de su alma. Como está escrito en la Palabra de Dios, que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23).

Esta muerte no se refiere a la muerte física, sino a la muerte eterna. La palabra muerte significa separación ya que cuando una persona muere, ella se separa de sus seres queridos. Pero, cuando él/ella muere en el pecado, la persona es separada eternamente de la presencia de Dios y, por consecuencia, vivirá en la presencia de satanás y sus demonios en un lugar de eterno sufrimiento.

Esta es la verdad de la Palabra de Dios, motivo por el cual el Señor Jesús dio su vida por la vida del ser humano en la cruz. Esto le da la oportunidad a la persona de entregarse a Él, renunciando a sus pecados y, por consecuencia, recibirá el perdón.

El siguiente paso, después del arrepentimiento, es el bautismo en las aguas. Cuando la persona es bautizada en las aguas, se está sepultando el cuerpo del pecado para poder vivir realmente conforme a la voluntad de Dios, que es una vida de justicia, integridad y rectitud. Esto no implica que la persona vivirá sin pecado, ya que la naturaleza humana es pecaminosa. Mientras la persona vive, está sujeta a pecar. Pero, es importante entender que existe una diferencia entre vivir en el pecado y cometer pecado.

Cuando la persona toma la decisión de entregarse al Señor Jesús, arrepentido de sus pecados, tendrá que bautizarse en las aguas, donde estará sepultando la vieja criatura y la naturaleza humana. Posteriormente, la persona recibe la naturaleza divina y el poder para vencer los deseos humanos y carnales porque el Espíritu Santo le da ese poder. Esto le permite a la persona estar en la condición para recibir el Espíritu Santo.

Pero, ¿será que es posible, al buscar el Espíritu Santo, poder recibirlo, aunque aún no ha sido bautizado en las aguas? Es posible recibir el Espíritu Santo, aunque no haya sido bautizado en las aguas previamente. El Espíritu Santo no está limitado a ninguna regla, pero es importante que la persona se bautice en las aguas.

Tornarse en testigo de Cristo

Cuando una persona realmente ha conocido al Señor Jesús, con el recibimiento del Espíritu Santo, se torna en testigo de Él. Por consecuencia, comienza a manifestar Su carácter. En las Sagradas Escrituras dice lo siguiente:

Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia (2 Pedro 1:3).

Cuando el verso hacer referencia de “aquel”, hace mención del Señor Jesús. Como tal, la persona tiene que reflejar la gloria y excelencia de Él. Pero, ¿por qué? El Texto Sagrado explica:

Y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos (2 Pedro 1:4).

Si realmente la persona ha conocido al Señor Jesús y esta naturaleza divina está en su interior, las promesas de Él, como está escrito, pertenecen a ella. Estas promesas automáticamente le fueron dadas y, a través de la fe, poder tomar posesión de ellas.

¿Para qué tomar posesión de las promesas? Esto permitirá que el nombre del Señor Jesús sea glorificado en la vida de la persona. ¿Cómo alguien puede creer que es de Dios si no tiene testimonio de Él? Por ejemplo, no es posible poder testimoniar sobre alguien que no se haya visto. Solamente se puede testificar sobre alguien que se ha visto. Una persona solamente puede testificar del Señor Jesús, si realmente ha tenido una experiencia con Él.

Existen varias personas que han creído que conocen al Señor Jesús, pero sus vidas no testifican el poder de Él. La persona no tiene ningún tipo de testimonio de las promesas o del cumplimiento de ellas. Normalmente, estas personas viven ocupadas o preocupadas con los problemas que están enfrentando. La fe de ellas está enfocada en los problemas y en la solución cuando deberían estar enfocadas en las promesas de Dios.

Los problemas, ante los ojos de Dios, no representan absolutamente nada. Lo que Dios quiere es que Su obra prospere en la vida de las personas y a través de ellas. Pero, ¿cómo esta obra va a prosperar? Esto será posible cuando se cumplan estas promesas, que son grandes y gloriosas. La voluntad de Dios no es sólo solucionar los problemas del ser humano, sino que se materialice sus promesas en la vida de aquellos que creen. Aunque la realidad muestre una cosa, la persona mantiene su fe en la Verdad, que las promesas se cumplirán en su vida.

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