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Lea la Biblia en un año : 232º día

Lea la Biblia en un año : 232º día

1 Samuel 12

Discurso de despedida de Samuel

12 Entonces Samuel se dirigió a todo Israel:

—He hecho lo que me han pedido y les he dado un rey. Ahora el rey es su líder. Estoy aquí delante de ustedes—un hombre ya viejo y canoso—y mis hijos les sirven. He sido su líder desde mi niñez hasta el día de hoy. Ahora testifiquen contra mí en presencia del Señor y ante su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un burro? ¿Alguna vez he estafado a alguno de ustedes? ¿Alguna vez los he oprimido? ¿Alguna vez he aceptado soborno o he pervertido la justicia? Díganmelo y corregiré cualquier cosa incorrecta que haya hecho.

—No—le contestaron ellos—, nunca nos has engañado ni oprimido y nunca has aceptado soborno alguno.

—El Señor y su ungido son mis testigos hoy—declaró Samuel—de que mis manos están limpias.

—Sí, él es nuestro testigo—respondieron.

—Fue el Señor quien designó a Moisés y a Aarón—continuó Samuel—. Él sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto. Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del Señor mientras les recuerdo todas las grandes cosas que el Señor ha hecho por ustedes y por sus antepasados.

»Cuando los israelitas estaban[a] en Egipto y clamaron al Señor, él envió a Moisés y a Aarón para rescatarlos de Egipto y traerlos a esta tierra. Sin embargo, los israelitas pronto se olvidaron del Señor su Dios, entonces él los entregó a Sísara, el comandante del ejército de Hazor, y también a los filisteos y al rey de Moab, quienes lucharon contra ellos.

10 »Entonces clamaron al Señor nuevamente y confesaron: “Hemos pecado al apartarnos del Señor y al rendir culto a las imágenes de Baal y Astoret. Pero te adoraremos a ti y solo a ti si nos rescatas de nuestros enemigos”. 11 Luego el Señor envió a Gedeón,[b] a Bedán,[c] a Jefté y a Samuel[d] para salvarlos, y ustedes vivieron a salvo.

12 »Pero cuando tuvieron miedo de Nahas, rey de Amón, vinieron a mí y dijeron que querían un rey para que gobernara sobre ustedes, aun cuando el Señor su Dios ya era su rey. 13 Está bien, aquí está el rey que han escogido. Ustedes lo pidieron y el Señor se lo concedió.

14 »Ahora, si ustedes temen al Señor y lo adoran, si escuchan su voz y no se rebelan contra sus mandatos, entonces tanto ustedes como su rey demostrarán que reconocen al Señor como su Dios. 15 Pero si se rebelan contra los mandatos del Señor y rehúsan escucharlo, entonces su mano será tan dura con ustedes como ha sido con sus antepasados.

16 »Ahora quédense aquí y vean la maravilla que el Señor está a punto de hacer. 17 Ustedes saben que nunca llueve en esta época del año durante la cosecha de trigo. Le pediré al Señor que hoy envíe truenos y lluvia. ¡Entonces se darán cuenta de qué tan perversos han sido al pedirle al Señor un rey!

18 Entonces Samuel clamó al Señor, y ese mismo día envió truenos y lluvia. Y todo el pueblo quedó aterrado del Señor y de Samuel.

19 —¡Ora al Señor tu Dios por nosotros o moriremos!—le dijeron a Samuel—. A nuestras faltas hemos agregado el pecado de pedir un rey.

20 —No teman—los tranquilizó Samuel—, de verdad han hecho mal, pero ahora asegúrense de adorar al Señor con todo el corazón y no le den la espalda. 21 No vuelvan a rendir culto a ídolos despreciables que no pueden ayudarlos o rescatarlos, ¡son completamente inútiles! 22 El Señor no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al Señor hacerlos su pueblo.

23 »En cuanto a mí, ciertamente no pecaré contra el Señor al dejar de orar por ustedes. Y seguiré enseñándoles lo que es bueno y correcto. 24 Por su parte, asegúrense de temer al Señor y de servirlo fielmente. Piensen en todas las cosas maravillosas que él ha hecho por ustedes. 25 Pero si siguen pecando, ustedes y su rey serán destruidos.

Romanos 10

10 Amados hermanos, el profundo deseo de mi corazón y mi oración a Dios es que los israelitas lleguen a ser salvos. Yo sé que ellos tienen un gran entusiasmo por Dios, pero es un fervor mal encauzado. Pues no entienden la forma en que Dios hace justas a las personas ante él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a su propio modo de hacerse justos ante él tratando de cumplir la ley. Sin embargo, Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley.[a] Como resultado, todos los que creen en él son hechos justos a los ojos de Dios.

La salvación es para todos

Pues Moisés escribe que la ley exige obediencia a todos sus mandatos[b] para que una persona llegue a ser justa ante Dios. Pero el modo de la fe para hacernos justos ante Dios dice: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?” (para hacer bajar a Cristo a la tierra). Ni tampoco digas: “¿Quién descenderá al lugar de los muertos?” (para volver a Cristo de nuevo a la vida)». En realidad, dice:

«El mensaje está muy al alcance de la mano,
    está en tus labios y en tu corazón»[c].

Y ese mensaje es el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe: Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 10 Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo. 11 Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado»[d]12 No hay diferencia entre los judíos y los gentiles[e] en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan. 13 Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo»[f].

14 ¿Pero cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en él? ¿Y cómo pueden creer en él si nunca han oído de él? ¿Y cómo pueden oír de él a menos que alguien se lo diga? 15 ¿Y cómo irá alguien a contarles sin ser enviado? Por eso, las Escrituras dicen: «¡Qué hermosos son los pies de los mensajeros que traen buenas noticias!»[g].

16 Sin embargo, no todos aceptan la Buena Noticia, porque el profeta Isaías dijo: «Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?»[h]17 Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo. 18 Pero pregunto: ¿de verdad el pueblo de Israel oyó el mensaje? Claro que sí.

«El mensaje se ha difundido por toda la tierra,
    y sus palabras, por todo el mundo»[i].

19 Vuelvo a preguntar: ¿entendió realmente el pueblo de Israel? Por supuesto que sí. Pues, incluso en el tiempo de Moisés, Dios dijo:

«Despertaré sus celos con un pueblo que ni siquiera es una nación.
    Provocaré su enojo por medio de gentiles insensatos»[j].

20 Luego Isaías habló audazmente de parte de Dios y dijo:

«Me encontraron personas que no me buscaban.
    Me mostré a los que no preguntaban por mí»[k].

21 Pero, con respecto a Israel, Dios dijo:

«Todo el día les abrí mis brazos,
    pero ellos fueron desobedientes y rebeldes»[l].

Jeremías 49

Mensaje acerca de Amón

49 Este es el mensaje que se dio sobre los amonitas. Esto dice el Señor:

«¿No hay descendientes de Israel
    para que hereden la tierra de Gad?
¿Por qué ustedes, adoradores de Moloc,[a]
    habitan en sus ciudades?
En los días futuros—dice el Señor—,
    haré sonar el grito de guerra contra la ciudad de Rabá.
Se convertirá en un montón de escombros
    y las ciudades vecinas serán quemadas.
Entonces Israel volverá a tomar
    la tierra que ustedes le quitaron», dice el Señor.

«Clama, oh Hesbón,
    porque la ciudad de Hai quedó destruida.
¡Lloren, oh habitantes de Rabá!
    Pónganse ropa de luto.
Lloren y giman, escondidos detrás de los arbustos,
    porque su dios Moloc será llevado a tierras lejanas
    junto con sus sacerdotes y funcionarios.
Estás orgullosa de tus fértiles valles, hija rebelde,
    pero pronto se convertirán en ruinas.
Confiaste en tus riquezas
    y pensaste que nadie podría hacerte daño.
¡Pero mira! Yo traeré terror sobre ti
    —dice el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
Tus vecinos te expulsarán de tu tierra
    y nadie ayudará a tus desterrados cuando huyan.
Sin embargo, yo restableceré el bienestar de los amonitas
    en los días venideros.
    Yo, el Señor, he hablado».

Mensajes acerca de Edom

Este es el mensaje que se dio acerca de Edom. Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:

«¿No hay sabiduría en Temán?
    ¿No queda nadie que pueda dar sabios consejos?
¡Dense la vuelta y huyan!
    ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán!
Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom,[b]
    ¡a ti también te castigaré!
Los que cosechan uvas
    siempre dejan algunas para los pobres.
Si de noche vinieran los ladrones,
    ni ellos se llevarían todo;
10 pero yo despojaré la tierra de Edom
    y no habrá lugar dónde esconderse.
Sus hijos, hermanos y vecinos
    serán todos destruidos,
    y Edom no existirá más.
11 Pero protegeré a los huérfanos que queden entre ustedes.
    También sus viudas pueden contar con mi ayuda».

12 Así dice el Señor: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio! 13 Pues juré por mi propio nombre—dice el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de horror y en un montón de ruinas; se burlarán de ella y la maldecirán. Todas sus ciudades y aldeas quedarán desoladas para siempre».

14 He oído un mensaje del Señor.
    Se envió un embajador a las naciones para decir:
«¡Formen una coalición contra Edom,
    y prepárense para la batalla!».

15 El Señor le dice a Edom:
«Te haré pequeña entre las naciones;
    todos te despreciarán.
16 Has sido engañada
    por tu propio orgullo
    y por el temor que inspirabas en los demás.
Vives en una fortaleza de piedra
    y controlas las alturas de las montañas.
Pero aun si haces tu nido con las águilas en las cumbres,
    te haré caer estrepitosamente»,
    dice el Señor.

17 «Edom será objeto de espanto;
    todos los que pasen por allí quedarán horrorizados
    y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán.
18 Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra
    y sus ciudades vecinas—dice el Señor—.
Nadie vivirá allí;
    nadie la habitará.
19 Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán
    y atacaré a las ovejas en los pastos.
Echaré a Edom de su tierra,
    y nombraré al líder que yo escoja.
Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme?
    ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».

20 Escuchen los planes que tiene el Señor contra Edom
    y contra la gente de Temán.
Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas,
    y sus casas serán destruidas.
21 La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom,
    y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo.[c]
22 ¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila,
    desplegando sus alas sobre Bosra.
Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía
    como mujer en trabajo de parto.

Mensaje acerca de Damasco

23 Este es el mensaje que se dio acerca de Damasco. Esto dice el Señor:

«El temor se apoderó de las ciudades de Hamat y Arfad
    porque oyeron los anuncios de su propia destrucción.
El corazón de ellos está agitado
    como el mar cuando hay una tormenta furiosa.
24 Damasco se volvió débil,
    y toda la gente trató de huir.
El miedo, la angustia y el dolor se han apoderado de ella
    como a una mujer en trabajo de parto.
25 ¡Esa ciudad famosa, ciudad de alegría,
    será abandonada!
26 Sus jóvenes caerán en las calles y morirán.
    Todos sus soldados serán matados
    —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—,
27 y prenderé fuego a las murallas de Damasco
    que consumirá los palacios de Ben-adad».

Mensaje acerca de Cedar y Hazor

28 Este es el mensaje que se dio acerca de Cedar y los reinos de Hazor, que fueron atacados por Nabucodonosor,[d] rey de Babilonia. Esto dice el Señor:

«¡Avancen contra Cedar!
    ¡Destruyan a los guerreros del oriente!
29 Tomarán sus rebaños y carpas,
    y sus pertenencias y camellos les serán quitados.
Se escucharán voces de pánico en todas partes:
    “¡Somos atemorizados a cada paso!”.
30 ¡Corran y salven sus vidas!—dice el Señor—.
    Gente de Hazor, escóndanse en cuevas profundas,
porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha conspirado contra ustedes
    y se prepara para destruirlos.

31 »Levántense y ataquen a esta nación tan confiada
    —dice el Señor—.
Su gente vive aislada en el desierto
    sin murallas ni puertas.
32 Todos sus camellos y demás animales serán de ustedes.
    A este pueblo que vive en lugares remotos[e]
    lo esparciré a los cuatro vientos.
Traeré sobre ellos calamidad
    de todas partes—dice el Señor—.
33 Hazor será habitada por chacales
    y quedará desolada para siempre.
Nadie vivirá allí;
    nadie la habitará».

Mensaje acerca de Elam

34 El profeta Jeremías recibió del Señor este mensaje acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. 35 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales:

«Destruiré a los arqueros de Elam,
    lo mejor de su ejército.
36 Traeré enemigos de todas partes
    y esparciré a la gente de Elam a los cuatro vientos.
    Serán desterrados a países de todo el mundo.
37 Yo mismo iré con los enemigos de Elam para destrozarla.
    En mi ira feroz traeré gran desastre
    sobre el pueblo de Elam—dice el Señor—.
Sus enemigos lo perseguirán con espada
    hasta que yo lo destruya por completo.
38 Estableceré mi trono en Elam—dice el Señor—,
    y destruiré a su rey y a sus oficiales.
39 Sin embargo, en los días que vienen
    restableceré el bienestar de Elam.
    ¡Yo, el Señor, he hablado!».