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La mansedumbre

“Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra” (Mateo 5:5).

En los Pasos de Jesús

El Señor Jesús dice: “Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra” (Mateo 5:5). “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). En ambos casos vemos que esta actitud es sumisión del hombre hacia Dios y, seguidamente, hacia los demás seres. Es una actitud de ternura del ser humano. Además del ejemplo del Señor Jesús, tenemos el caso de Moisés, que según Números 12:3: “Era el varón Moisés muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.”

La mansedumbre es el resultado de la verdadera humildad, por el hecho del reconocimiento del valor ajeno sin considerarnos superiores. Si el Señor Jesús no tuviera esta virtud, jamás hubiera soportado la provocación de aquellos que lo insultaban y se burlaban de Él. Le fue necesario tener un espíritu manso para poder vencer las tentaciones.

Mensaje substraído de: En Los Pasos de Jesús (autor: Obispo Edir Macedo)

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