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Prefería aislarse y no tener contacto con los demás
Verónica González creció en un hogar disfuncional donde solo retumbaba entre las cuatro paredes los pleitos y la miseria. Su padre era una persona violenta que acosaba a su madre con maltrato físico y verbal, y durante toda su infancia quedó marcada por toda esa violencia vivida en su día a día entre la miseria.
Se tornó una persona violenta con un carácter agresivo, una persona que prefería aislarse y no tener contacto con los demás. Cuando creció, buscó refugio en las pandillas junto a sus hermanas, desde temprana edad había decidido tomar las calles, la falta de atención y disciplina, por parte de un padre ausente, aunado a una madre enferma, sufrida y una vida de miseria.
En el pandillaje encontró esa familia que tanto andaba buscando, cayendo de esta manera en el consumo de diferentes tipos de estupefacientes, sin darse cuenta Verónica González estaba entrando voluntariamente a un pozo sin salida Del cual ella pensó que jamás lograría salir.
En algún punto tuvo el sueño de ser alguien más en la vida, quería estudiar y obtener una carrera para ser una profesional, pero dentro de ella aun habitaba la oscuridad generada por todo el odio y el resentimiento sembrado por su padre, esto le había marcado su vida.
Iniciando su vida adulta, Verónica González asumió una relación amorosa con una persona que, lejos de ser su soporte y ayudarla a cambiar su vida, se tornó en un hombre violento quien además de maltratarla, la engañaba, haciendo crecer el deseo de odio que vivía dentro de ella.
La mala vida que azotaba los días de Verónica González le habían generado una depresión de la cual se tuvo que medicar, pero la medicina que le habían prescrito lejos de ayudarla, la debilitaban física y emocionalmente. Se sentía inferior y desvalorizada como madre y como ser humano.
Un día recibió una invitación que cambiaría su vida, tras conocer la Iglesia Universal Verónica González pudo entrar a una salida tras lo que parecía un túnel infinito. Aprendió a vivir la fe con Dios, quien la ha guiado hacia la luz.
Hoy en día vive dentro de ella un Dios fuerte y poderoso que le ha enseñado al Espíritu Santo quien aparta toda fuerza negativa de su vida y la de su familia.
Testimonio Verónica González.
