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El valor de la mujer

Parte 2

El valor de una mujer - Cristiane Cardoso

Si tú eres una mujer de Dios,  aquí está tu valor delante de Él: Tú fuiste la primera sierva, la primera en testificar del Señor Jesús después de Su resurrección, aquella de quien Él quiere que las personas se acuerden  cada  vez que Su evangelio  sea predicado,  y eres también aquélla  a quien perdonó a pesar de su pasado vergonzoso.

Entonces, mírate en el espejo  hoy y observa a la mujer que Dios ve desde el cielo:  especial, valiente, bonita, única, fuerte, sabia, trabajadora, madre dedicada y esposa amorosa, magnífica ama de casa, amiga verdadera, compañera, fiel, honesta, cuidadosa,  comprometida e inteligente. Tus tareas no pueden ser hechas por nadie más – son solamente tuyas, eso te hace ser una mujer de valor. Saca el provecho  a esto y sé excelente en todas ellas, porque Dios te escogió  – ¡y solamente a ti!

Si nadie  demuestra gratitud por las cosas  que has hecho,  debes estar segura que aquello  que ellos sienten va más allá de lo que las palabras pueden expresar. Tu marido pudo haberte dejado  por otra mujer, pero sólo Dios sabe cuánto siente él la falta de tu cariño y amor verdadero. Tus hijos parecen no darse cuenta de tu presencia en casa,  pero  en realidad,  ellos  saben  que  eres la única  persona que tiene sentimientos verdaderos hacia ellos.  Tus amigas pueden hasta reírse de  tu rostro anticuado,  pero  ellas  desearían  tener la vida que tú tienes.

A mi me gustó mucho  lo que Patrick Morley escribió  en su libro “Lo que los hombres desearían que sus esposas supiesen”.  Era algo más o menos así: “Dios  dice:  Está bien, veo que no es bueno  que el hombre quede solo. Ahora bien, ¿cómo puedo resolver el problema? ¡Ya sé!  Daré a Adán un perrito y lo  llamará Rover, y  será el mejor amigo del hombre…  ¡No, eso no  funcionaría! Él necesita un amigo,  pero también necesita un ayudante. ¡Ya se lo que haré! Le   daré un caballo  trabajador. No,  tal vez  un buey.  No,  eso tampoco    funcionaría.  ¡Ummm…!  Necesita  un amigo  y un ayudante, pero  también necesita  alguien  con  quien  conversar.  ¡Ya sé! Haré otro hombre,  podrán ir al fútbol juntos, conversar sobre coches, jugar al golf… ¡No, eso tampoco funcionará! Realmente necesita   un amigo,   un ayudante y  alguien con quien conversar, pero también necesita alguien que lo ayude a dominar la tierra… ¡Ya sé! Voy a construir una empresa  y a darle compañeros  de trabajo para ayudarlo a ocuparse  del jardín. No, eso no funcionaría El jardín no es el único lugar donde el hombre necesita ayuda. Necesita ayuda en casa.  Necesita  también ayuda  para llenar la tierra con otros como él. Este hombre – mirando para él – necesita ayuda en todas partes. Veamos:  necesita  un amigo  para no estar solo,  un ayudante para hacer su trabajo, alguien con quien hablar. Necesita ayuda en el trabajo y en casa. Necesita ayuda para hacer hombrecitos. ¡Umm… ya sé! ¡Entendí! ¡Haré una mujer!”

Mi querida  amiga,  reconoce tu verdadero  valor.  ¡Tú  vales   más que los  rubíes! (Proverbios 31:10)”.

Autor: Cristiane Cardoso.

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