El vacío que tenía me hacía hacer infeliz a los demás

El vacío que sentía, no tenía explicación para mí, incluso podía tener todo materialmente, tener la atención de mis familiares, pero nada me hacía feliz.

El vacío que sentía, no tenía explicación para mí, incluso podía tener todo materialmente, tener la atención de mis familiares, pero nada me hacía feliz. Eso fue propiciando que me volviera en una mujer con un carácter muy vulnerable, era impaciente y exigía perfección de los demás. Llegué a hacer sufrir a mi familia, por mi mal carácter y a la vez yo también estaba viviendo un infierno.

Al conocer de la Universal, comencé a participar de los servicios de fe y me pude dar cuenta que el vacío que tenía era por falta de la Presencia de Dios en mi vida. Al estar perseverando y obedecer lo que me orientaban a través de la Palabra de Dios, todo fue cambiando. Comencé a tratar a mi familia y a la gente que me rodeaba de una manera agradable. Pero, esto sólo fue posible al permitir que Dios trabajará en mi interior, al abrir mi corazón para Él, recibí de Su Espíritu y Él transformó mi interior. El vacío que tenía no existe más, por el contrario. Él me ha dado paz y la felicidad que nunca antes tuve, hoy la tengo. Eso me ha llevado a ser guiada por el Espíritu Santo para así poder brindar lo mejor de mí a mi familia.

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