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El carácter justo de Dios (Parte 2)

Podemos imaginar que, mañana tras mañana, el Tribunal Celestial decreta sentencias justas, sin ningún margen de error, por eso el Altísimo es digno de confianza.

El carácter justo de Dios (Parte 2)

Parte 2

En las Escrituras, el Todopoderoso Se declara como Aquel que está entre todos hoy, así como, en el pasado, Él estuvo en medio de Jerusalén, donde eran cometidas las injusticias que más Lo entristecían.

“El SEÑOR es justo en medio de ella (de la ciudad de Jerusalén); no cometerá injusticia. Cada mañana saca a luz Su juicio, nunca falta; pero el injusto no conoce la vergüenza.”

– Sofonías 3:5

Así, Dios afirma que, continuamente, Él observa a gobernantes, sacerdotes, jueces, ricos y pobres, para darle a cada uno lo que le corresponde.

Podemos imaginar que, mañana tras mañana, el Tribunal Celestial decreta sentencias justas, sin ningún margen de error, por eso el Altísimo es digno de confianza.

Eso es un aliento y una seguridad para aquellos que viven por la fe, pero también es una terrible amenaza para los impíos, que eligieron andar por las veredas de la injusticia.

Al decir que “el injusto no conoce la vergüenza”, el Autor Sagrado revela la audacia y el cinismo de quien tiene el corazón endurecido por el pecado.

Especialmente hoy, en tiempos de apostasía, las personas han sido tan perversas que, aun cometiendo actos crueles y reprobables, no se avergüenzan, sus rostros no se ruborizan y no se humillan delante de Dios, buscando enderezarse.

Esas palabras en la Biblia, por lo tanto, deben despertar temor en nosotros, porque si Dios prometió juzgar a todos, Él dijo que primero, comenzará por Su Casa.

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la Casa de Dios; y si comienza por nosotros primero, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al Evangelio de Dios?”

– 1 Pedro 4:17

El libro de Apocalipsis nos muestra de manera clara la Verdad en este versículo. Antes de que el Señor Jesús derrame Su juicio sobre este mundo, Él pasea en el medio de Su Iglesia, no solo para animar y recompensar a aquellos que Le son fieles, sino también para reprender y anunciar el severo juicio de los que, aunque parezcan justos, son tibios en su fe y Lo sirven de manera hipócrita.

Claro que, si algunos se arrepienten mientras están vivos y cambian sus acciones, no sufrirán Su terrible juicio.

Por otro lado, si la consciencia de que la presencia del Señor Jesús es real y constante y que Sus ojos captan cualquier maquinación, fingimiento o mala intención no impide que un cristiano peque o continúe frío en su fe, ¡no sé qué más puede hacerse para conducirlo a la sensatez!

¿Qué fin, entonces, podrá tener tal persona, ya que conoce el Evangelio y tiene consciencia de todas sus Verdades, pero no las obedece ni se arrepiente del mal que practica?

Sepa que, en el mundo espiritual, no existe término medio: el hombre anda en la justicia o en la injusticia, vive en la pureza o en la impureza, busca la santidad o la iniquidad. Jamás comportamientos que pertenecen a mundos distintos podrán ser conciliados, así como la verdad no puede andar lado a lado con la mentira.

Si aún no ha leído la primera parte, ingrese en el siguiente link: El carácter justo de Dios (Parte 1)Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)

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