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Autoexamen espiritual

Ninguno de nosotros está inmune a caer, por eso todos necesitan prestarle atención a esa exhortación.

Autoexamen espiritual

“Poneos a prueba para ver si estáis en la fe; examinaos a vosotros mismos. ¿O no os reconocéis a vosotros mismos de que Jesucristo está en vosotros, a menos de que en verdad no paséis la prueba?” (2 Corintios 13:5)

Ninguno de nosotros está inmune a caer, por eso todos necesitan prestarle atención a esa exhortación.

Si no hubiese personas engañadas al respecto, ¿por qué motivo, en la Biblia, sería ordenado el autoexamen a la luz del Evangelio? Esa determinación existe porque, en el medio cristiano, hay muchas personas con buenas intenciones, pero totalmente perdidas, así como los religiosos, en el pasado.

Por las Escrituras, sabemos que quien no tiene el Espíritu Santo no es hijo de Dios (Romanos 8:9). Existen, sin embargo, aquellos que un día Lo recibieron, experimentaron los dones celestiales, probaron del poder de la Palabra, pero hoy están a punto de perder su Tesoro. Estos necesitan despertar del sueño espiritual antes de que sea tarde.

Afirmo tal cosa porque falta el entendimiento de que la ofrenda no es solo una contribución económica que colocamos en el sobre o en el alfolí, sino todo lo que somos y hacemos para Dios. Por eso, ¡existen hombres y mujeres que están corriendo serios riesgos, pues están sirviendo a un Dios que es Santo, Santo, Santo con los restos de su vida, de su tiempo, de sus bienes, de sus dones y talentos y de su fuerza! Le ofrecen al Señor una fe superficial, un culto insincero, una devoción solo de labios y creen que Él tiene que quedarse satisfecho con eso.

Oímos, de esta generación, que es mejor hacer algo que no hacer nada, ¡pero el pensamiento del Todopoderoso rechaza enérgicamente esa idea! Quien Le entrega sobras de sí mismo a Dios y se queda con lo mejor está haciendo con Él lo mismo que algunos hacen con sus mascotas. La gran diferencia es que los perros se contentan con las migajas; ¡pero el Todopoderoso no!

Tenemos que recordar que:

 “Grande es el Señor, y digno de ser alabado en gran manera; y Su grandeza es inescrutable.” (Salmos 145:3)

 “Porque desde la salida del sol hasta su puesta, Mi Nombre será grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrecerá incienso a Mi Nombre, y ofrenda pura de cereal; pues grande será Mi Nombre entre las naciones, dice el Señor de los Ejércitos.” (Malaquías 1:11)

Siendo así́, que la Palabra de Dios expuesta aquí́ lo ponga a usted a prueba, ¡tal como las piedras preciosas y los metales necesitan ser probados y observados de manera minuciosa para que sepamos si son verdaderos o falsos!

Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)

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